El lagarto ibérico es uno de los bocados menos demandados, pero no por ello deja de ser una carne especialmente sabrosa. Si tenemos que describirlo para alguien desconocedor del concepto, podríamos decir que es una pieza estirada y fina, de 2 a 4 centímetros de grosor, sacada del espacio que hay entre el espinazo y el lomo del cerdo.